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Moquillo canino

Qué es y cómo se contagia esta enfermedad. Cuáles son sus síntomas. Grupos de mayor de riesgo. Tratamiento, control y medidas de prevención.

 moquillo

¿Qué es el moquillo canino?

Es una enfermedad muy contagiosa producida por un virus que ataca a los perros de todas las edades y a muchas especies animales silvestres. También se la conoce como distemper canino o enfermedad de Carré, en honor a Henri Carré, el investigador de origen francés que descubrió al virus que provoca el moquillo.

Afecta principalmente a las vías respiratorias, aparato gastrointestinal y, en casos severos, al sistema nervioso de las mascotas.

Hasta mediados del siglo pasado esta enfermedad fue una de las principales causas de muerte en los perros de todo el mundo pero, gracias al desarrollo de cierto tipo de vacunas, pudo controlarse.

¿Cómo se contagia?

La principal vía de contagio de un animal a otro es a partir de las secreciones nasales que eliminan los perros enfermos. El virus se disemina en el ambiente viajando dentro de las pequeñas gotitas, que en forma de aerosol, salen de la nariz de un perro con moquillo. Una vez que queda flotando en el aire, el virus entra al cuerpo de otro perro a través de su respiración. Además de esta fuente de contagio, el virus también está presente en casi todas las demás secreciones del cuerpo, incluso la orina. Otra forma de transmisión es a través de la placenta, de tal manera que una perra con moquillo puede contagiar a sus cachorros durante la gestación.

¿Todos los perros pueden contraer moquillo?

Si bien esta enfermedad puede afectar a mascotas caninas de todas las edades, existen grupos de mayor riesgo. Estos están integrados por: los cachorros de entre tres y seis meses de edad, que pierden la protección que les había pasado la madre a través del calostro; los perros no vacunados y aquellos de hábitos callejeros.

¿Qué sintomas produce el moquillo?

La enfermedad tiene presentaciones muy variables que van desde una forma inaparente hasta casos con severas manifestaciones clínicas.

Uno de los primeros signos que se identifica en el perro con moquillo es la congestión de sus ojos seguida de una secreción ocular, que inicialmente es acuosa y luego purulenta. Esto va acompañado de fiebre, descargas nasales, tos, falta de apetito, decaimiento, vómitos y diarrea. En casos graves, el perro puede presentar signos de lesiones nerviosas como ataques o convulsiones, parálisis parcial o total de los miembros, temblores o contracciones repetitivas de ciertos grupos de músculos. Una forma característica de convulsión observada en los perros con moquillo son las contracciones reiteradas de los músculos de la mandíbula lo que le dan la apariencia de estar masticando chicle.

En los casos crónicos de distemper puede producirse un engrosamiento de la piel de las almohadillas plantares y de la nariz.

Al cabo de aproximadamente unas tres semanas del inicio de la infección el perro puede recuperarse, o bien morir. En caso de curación, existe la posibilidad que, con el tiempo, aparezcan secuelas de los daños nerviosos causados por el virus. Cinco de cada diez perros que padecen moquillo mueren producto de las lesiones provocadas por la enfermedad.

¿Cómo se diagnostica el moquillo?

Si bien en la práctica veterinaria cotidiana el cuadro de signos clínicos que presentan los perros con moquillo es, con frecuencia, suficiente para arribar a su diagnóstico, la confirmación de la enfermedad se realiza sólo mediante pruebas específicas de laboratorio.

¿El moquillo tiene tratamiento?

No existe ningún medicamento que sea capaz de matar al virus en los perros infectados. Por lo tanto el tratamiento se basa en el control de ciertos procesos que pueden agravar el cuadro de la enfermedad. En este sentido se usan antibióticos para evitar la posible infección secundaria por bacterias; se repone la pérdida de líquidos y sales ocasionada por la diarrea y los vómitos y, eventualmente, se pueden administrar drogas que atenúen (sin curar) la manifestación de los trastornos neurológicos.

¿Cómo puede controlarse el moquillo?

Afortunadamente el virus del distemper es poco resistente a las condiciones ambientales y se destruye con facilidad por medio de los desinfectantes de uso común en la higiene de instalaciones. El control de la enfermedad es particularmente crítico en aquellos lugares donde se concentra gran cantidad de perros como criaderos, guarderías, refugios caninos u hospitales veterinarios. Es fundamental aislar a la mascota enferma del resto de los animales y mantener la desinfección del lugar donde se lo disponga.

¿Cómo se previene esta enfermedad?

Las principales acciones que contribuyen a la prevención del moquillo son: evitar el contacto de una mascota con perros enfermos y completar un esquema adecuado de vacunaciones. Hasta que un cachorro haya recibido la serie completa de vacunaciones, su propietario debe ser muy cuidadoso respecto de los lugares públicos donde pueda llevarlo debido a los riesgos de la presencia del virus.

¿Un perro puede tener moquillo aún despues de vacunado?

Sí. A pesar de aplicarse la biotecnología más moderna y eficiente en el desarrollo de las vacunas actuales siempre hay animales que, luego de su vacunación, lamentablemente no responden en forma adecuada. Existen diversos factores que pueden interferir en la respuesta normal del organismo de una mascota frente a la vacunación dejándola expuesta a la enfermedad.

¿Por qué puede fallar una vacuna?

Es posible mencionar varias razones por las cuales una vacuna puede fallar en la protección de una mascota frente a una enfermedad. Una de ellas es la interferencia en el desarrollo de inmunidad o protección en un cachorro vacunado producida por los anticuerpos que fueron transferidos de la madre, vacunada, a sus crías a través del calostro. Durante las primeras semanas de vida del animal estos anticuerpos maternos pueden neutralizar la acción de una vacuna evitando que lo proteja. Al mismo tiempo, el efecto de esta protección pasiva otorgada por la madre disminuye gradualmente antes de que el propio sistema inmune del perrito se haya desarrollado completamente. Como consecuencia, el cachorro atraviesa por un periodo crítico de desprotección frente al virus del moquillo porque su organismo es refractario a la acción de una vacuna, por los anticuerpos de la madre, pero tampoco tiene desarrolladas sus propias defensas.
Otro de los factores que interfiere en la eficacia de una vacuna contra moquillo es la presencia del virus en gran cantidad en el ambiente y que, dentro del organismo de un animal vacunado, compiten con el antígeno de la vacuna en una suerte de carrera biológica donde es probable “que ganen los malos”.

También puede suceder que se aplique la vacuna a un perro que, en realidad, ya está infectado con el virus a pesar de no presentar síntomas de la enfermedad. Generalmente las patologías virales tienen un período previo a la aparición de manifestaciones clínicas que va de cuatro a siete días o sea que es posible que se intente inmunizar a una mascota cuando ya es demasiado tarde porque ya tiene moquillo.

Finamente la vacunación puede fallar debido a deficiencias individuales del aparato inmune y a la incidencia de distintas causas generales: genéticas, alimentarias, parasitarias, condiciones de vida, entre otras.

¿La vacunación puede provocar reacciones adversas?

Sí. Del mismo modo que puede ocurrir tras la aplicación de cualquier producto farmacológico o biológico, luego de la vacunación del animal es posible que se desarrollen, en algunas ocasiones, diversas reacciones adversas que, en general, no duran más de 24 o 48 horas. Entre estas consecuencias no deseadas pueden mencionarse: fiebre, dolor, pérdida de apetito, alergia, letargo y postración.

¿Qué vacunas contra el moquillo existen en el mercado?

En la actualidad se encuentran disponibles diferentes tipos de vacunas contra moquillo: virus vivo atenuado y las llamadas recombinantes. El uso de vacunas muertas o vivas atenuadas produjo en el siglo XX espectaculares avances en el control y erradicación de algunas enfermedades mortales para humanos y animales. Las vacunas inactivadas son seguras aunque no ofrecen una protección adecuada contra la enfermedad. Las a virus vivo modificado, en tanto, son más eficaces en cuanto a la generación de inmunidad pero pueden ocasionar reacciones adversas en el perro, como trastornos neurológicos, en particular si el animal tiene disminuidas sus defensas debido a un alto grado de parasitación o un estado de estrés. Producto del desarrollo biotecnológico de punta, las vacunas recombinantes son en la actualidad las más efectivas, seguras y duraderas para la prevención de las enfermedades infecciosas en los animales de compañía.

¿Qué es una vacuna recombinante?

Es aquella desarrollada mediante técnicas de ingeniería genética que permiten utilizar un pequeño segmento de la información genética de un microorganismo infeccioso, por ejemplo sólo aquella porción responsable de desencadenar una respuesta inmune de protección en el individuo infectado, e introducirlo dentro del material genético de otro ser vivo, recombinando o reorganizando la estructura de la información de este último.

¿Qué ventajas tiene una vacuna recombinante?

Este tipo de vacunas son cien por ciento seguras ya que, como sólo contienen una pequeña porción de información genética del agente infeccioso y no el virus entero, no presentan el riesgo de complicaciones posvacunales. En el caso específico de la vacuna recombinante contra el virus del moquillo está demostrado, además, que otorgan una protección más duradera, respecto de las vacunas a virus vivo modificado, estas vacunas reducen la duración del periodo de mayor vulnerabilidad de los cachorros puediéndose utilizar antes sin que se presente el ya mencionado efecto de neutralización de la vacuna por los anticuerpos maternos.

Fuente: Merial

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